miércoles, 11 de junio de 2014

Sweden Rock Festival 2014, Jueves 5

Pasada la euforia del primer día y con menos cansancio del esperado tras dormir apenas unas 4 horas, tomamos fuerzas con un potente desayuno y nos embarcamos rumbo al festival para asistir al segundo asalto. Un día mucho más completo se avecinaba y parecía que el tiempo iba a acompañar.

JAKE E LEE’S RED DRAGON CARTEL
El día comenzaba fuerte con la presencia en el Rock Stage (para el segundo día ya estaban abiertos los 5 escenarios) del legendario guitarrista de Ozzy Osbourne y Badlands, Jake E. Lee.

Su último disco con su nueva banda no me había gustado y por ello no había acudido a ninguna de las citas de su gira por nuestro país. Tenía, por tanto, la oportunidad de ver por primera vez a este grandísimo guitarrista en tierras suecas.

El concierto comenzó con Ultimate Sin, canción del disco homónimo que grabó con Ozzy, para continuar con varios temas de su último disco. El bolo transcurría bien y para mi alegría, el cantante me parecía bastante mejor que lo que le había escuchado en estudio. Sin embargo, pronto iba a cambiar todo.

En la tercera o cuarta canción, Jake comenzó un solo de guitarra y de repente se fue el sonido de su guitarra. Primer fallo de todo el festival que había transcurrido sin ningún incidente y con un gran sonido en todos los bolos de la jornada anterior. La banda pidió disculpas y el técnico de sonido (con una imagen bastante penosa con pantalón de pijama y una camiseta hortera de color rosa) tuvo que actuar rápidamente para subsanar el error.


Una vez arreglado se reanudó el concierto y la banda comenzó a ejecutar varios temas de Badlands, ante lo que el cantante manifestó que le daba un poco de respeto porque siempre había admirado al malogrado Ray Gillen. Sin embargo, para el disgusto de todo el público el sonido de la guitarra de Jake volvió a fallar, y así hasta en 5 ocasiones. Esto hizo que el ritmo se cortase continuamente y que mucha gente decidiera irse a ver otros conciertos. El cantante se limitó a quedarse sentado delante de la batería esperando a que se arreglase el asunto. En mi opinión se podía haber soltado a cantar algo a capella o al menos, la banda tocar algo sin su guitarrista.

Finalmente se llegó a marchas forzadas al final del show, donde realizaron una versión muy descafeinada del Bark at the Moon de Ozzy. De hecho, había momentos en que la canción era irreconocible. GRANDÍSIMA DECEPCIÓN

PRETTY MAIDS
Tras este incidente me dirigí al escenario principal para ver a la banda danesa Pretty Maids. Desde un primer momento se observó que la voz del cantante estaba demasiado baja y que además la misma no era para tirar cohetes.

Tocaron temas como Nuclear Boomerang, I.N.V.U. o I See Ghosts, pero en todo momento daba la sensación de que el escenario principal les quedaba grandísimo. Desgraciadamente, a mi juicio, esta fue la tónica general de las bandas que pasaron por dicho escenario.

El público solo pareció animarse cuando realizaron un fragmento del Another Brick in the Wall de Pink Floyd. MUY FLOJO

TRANSATLANTIC
Parecía que no teníamos suerte esa mañana y tocaba el momento de elegir entre Robin Beck o los progresivos Transatlantic. El atractivo de Mike Portnoy y el buen sabor de boca que me dejó Roine Stolt en su visita con The Flower Kings, acabó decantando la balanza por estos últimos. Gran decisión

El supergrupo liderado por Neal Morse y bien secundado por los 2 anteriormente mencionados y el bajista de Marillion, Pete Trewavas, comenzó el concierto con Into the Blue, canción que abre su último trabajo en estudio Kaleidoscope.

Continuaron con un set centrado en su disco Whirlwind, con un sonido espectacular (básico en bandas de este tipo) y una banda perfectamente conjuntada. Portnoy, al que tenía ganas de volver a ver, llevó una batería mucho más sencilla a lo que nos tiene acostumbrados y estuvo comedido y sin ese afán de protagonismo tan habitual en él. Ayudó, al igual que los demás miembros del grupo, en las labores vocales a un Neal Morse siempre sonriente tras sus teclados.

El tiempo, que parecía nos iba a dar tregua, cambió de repente y una fuerte lluvia trató de chafar el concierto, cosa que naturalmente no logró. Temas de sus diferentes trabajos fueron cayendo uno tras otro con la majestuosidad y elegancia características de la banda. Con Stranger in Your Soul dieron por concluido el que, para mí, era el mejor concierto del festival hasta el momento. MUY BIEN

BLACK STONE CHERRY
Con las pilas cargadas y el sol luciendo de nuevo, no acercamos hasta el escenario principal para ver que nos podían ofrecer los americanos Black Stone Cherry.

Esta es una banda que nunca me ha llegado a entrar y en directo pasó exactamente lo mismo. Temas demasiado similares entre sí, con un estilo a medio camino entre el hard rock y el rock sureño, pero sin ningún tipo de encanto especial. Tampoco esperaba gran cosa, pero sí algo más de alguien que ocupa el escenario principal.

Como quería coger buen sitio para ver a Tesla, me retiré tras 4 o 5 temas para reponer fuerzas e ir acercándome a la valla del Rock Stage. FLOJO

TESLA
Llegaba la hora de uno de los conciertos que más ganas tenía de presenciar. Siempre he sido un gran seguidor de los de Sacramento, pero nunca había tenido oportunidad de verlos en directo y las referencias no podían ser mejores.

El concierto comenzó con I Wanna Live, para seguir con los clásicos Hang Tough y Heaven’s Trail (No Way Out) de su magnífico “The Great Radio Controversy”. La banda, en efecto, sonaba compacta y su cantante Jeff Keith estaba en plena forma.


Tras Mama’s Fool y Into the Now, la banda presentó MP3, tema de su último álbum “Simplicity”, con cuya portada estaba decorado el fondo del escenario. No he tenido todavía la oportunidad de escuchar dicho trabajo, pero he de decir que el nuevo tema no me agradó demasiado.

Sin embargo, enseguida me repuse con temazos como The Way It Is, What You Give o la versión de Five Man Electrical Band, Signs. Y el subidón definitivo se produjo cuando Frank Hannon se acercó a la guitarra acústica que reposaba en el escenario para atacar los primeros acordes de Love Song. Mentiría si dijese que no me emocioné, ni que se me llegaron a erizar los pelos del brazo. Los momentos finales, con la gente gritando “love will find the way”, fueron algo indescriptible.


Y si esto parecía poco, la banda se aferró a la perfección de su disco debut para cerrar el concierto con Gettin’ Better, Modern Day Cowboy, Little Suzi y una espectacular Cumin’ Atcha Live, mi tema favorito de la banda y donde literalmente me dejé la voz.

El bolo había acabado y yo echaba en falta temas como Paradise o Edison’s Medicine, pero la sonrisa que no se borraba de mi cara remarcaba que había sido un concierto espectacular. Ojala con la salida de su nuevo disco se decidan a hacer una gira por salas de nuestro país, mi asistencia estaría totalmente confirmada. CONCIERTAZO

URIAH HEEP
Difícil era superar el concierto ofrecido por Tesla y para colmo, antes del concierto de los ingleses, perdí la cámara de fotos, por lo que mi estado de ánimo no era el propicio para disfrutar de una banda con la que tenía una espinita clavada tras mi retirada al camping en el Sonisphere 2011.

No obstante, nada más escuchar la fantástica intro de Against the Ods mi cara cambió y me adentré en el gentío para acercarme al escenario. La voz de Bernie Shaw sonaba un poco más deteriorada que la única canción que les había visto en 2011, sin embargo, tenía presente el buen concierto que había dado Magnum el día anterior con circunstancias similares.

Terminó el tema y yo ya estaba metido de pleno. Temas como Overload, Sunrise, Stealin’ o Between Two Worlds se fueron sucediendo uno tras otro como un cañón, con unos teclados de Phil Lanzon que no te hacían echar de menos al carismático Ken Hensley. La banda sonaba de manera increíble y se notaba que disfrutaba en el escenario, sobre todo un Mick Box que no dejó de sonreír en todo el concierto.

Tuvieron tiempo de presentarnos 2 temas de su álbum que acaba de salir a la luz, y que a la vista de la calidad de ambas composiciones tiene pinta de que seguirá la línea de los buenos últimos trabajos de la banda. Nos devolvieron años atrás con clásicos como Gypsy y Look At Yourself, y nos advirtieron que por mucho que tuviésemos un largo festival por delante, ese momento les pertenecía a ellos e iban a hacer que no lo olvidásemos. Y vaya si lo consiguieron.

Los primeros compases de July Morning, con Bernie Shaw sentado en la parte frontal del escenario fueron memorables, pero la magia se disparó con Lady In Black y un público totalmente entregado coreando el estribillo de la canción. La banda abandonó el escenario, pero el público pedía la salida de la misma coreando de nuevo la canción anterior. Por supuesto, los británicos salieron de nuevo a escena para tocar Free n’ Easy y su gran clásico Easy Livin’.

El concierto llegaba a su fin y Uriah Heep había triunfado por todo lo alto. El público, de nuevo, coreó Lady In Black mientras poco a poco iba desalojando el escenario para acercarse al principal. Y es que nada más y nada menos que Alice Cooper nos esperaba allí, el día estaba terminando de manera espectacular y yo ya ni me acordaba de que había perdido mi cámara.

ALICE COOPER
Y allí llegamos todos los asistentes para presenciar el show del legendario y carismático Vincent Furnier. Mis ganas habían aumentado las últimas semanas tras haber visto su documental Super Duper que narra los primeros años de su alocada carrera.

El concierto no podía empezar de mejor manera “Hello! Hooray! Let the show begin, I’ve been ready”. Aquel escenario por fin se llenaba de algo grande, y tanto el sonido como las pantallas y los juegos de luces estaban a la altura de un hombre del calibre de Alice Cooper.

El show continúo con un hit tras otro, repasando su extensa carrera, sonando House of Fire, No More Mr. Nice Guy, Under My Wheels, Billion Dollar Babies o un Department of Youth que no pude quitarme de la cabeza y que me pasé tarareando los siguientes 2 días de festival desde que me levantaba. El público estaba totalmente metido en el show y con Hey Stoopid y Dirty Diamonds fue aún a más.

Como en él acostumbra, la teatralidad está muy ligada a su música y mientras sonaban temas como Welcome to My Nightmare, Go To Hell, He’s Back (The Man Behind the Mask), Feed My Frankestein, Ballad of Dwight Fry y I Love the Dead se iban sucediendo numerosas recreaciones en escena con Alice como principal protagonista.

Cuando parecía que el concierto estaba llegando a su fin, nos sorprendieron con la imagen de una lápida donde se podía leer el nombre de Jim Morrison. Acto seguido se marcaron una versión del Break On Through (to the Other Side) de The Doors que dejó al público impactado. Pero no quedó ahí la cosa porque repitieron la jugada con las lápidas de John Lennon, Jimi Hendrix y Keith Moon, con sendas versiones de Revolution, Foxy Lady y My Generation.

Tras este sorprendente set dedicado a “sus amigos” Alice echó mano de su muleta para ejecutar un magnífico I’m Eighteen que fue sucedido por un aclamadísimo y coreado Poison. Después, la banda, donde destaca la presencia de Ryan Roxie y la exuberante Orianthi, abandonó el escenario entre aplausos y vítores.

Sin embargo, todos sabíamos que el final de show había de darse con School’s Out, y así fue. Alice salió a un escenario que se llenó de globos gigantes y que para sorpresa del personal tuvo la colaboración de Rob Zombie, que anteriormente había actuado en el Rock Stage. Al igual que Pretty Maids, intercalaron un trozo del Another Brick in the Wall, y en medio de una gran fiesta se despidieron para dar por cerrada una jornada que comenzó de mala manera y se cerró por todo lo alto.


El festival comenzaba a dar muestras de su grandeza…


No hay comentarios:

Publicar un comentario