sábado, 14 de junio de 2014

Sweden Rock Festival 2014, Sábado 7

Difícilmente podría olvidar o superar lo vivido, pero haciendo un rápido repaso al calendario del último día, me daba cuenta de que aún quedaba por delante el día más completo del festival. Un día que se presentaba sin un gran cabeza (Volbeat no son de mi agrado), pero que también obligaba a ir de un escenario a otro sin apenas descanso entre conciertos. De hecho, me iba a tocar visitar los 5 escenarios y con un descanso máximo de 15 minutos entre actuaciones.

Así pues, y de nuevo con el Department of Youth sonando en mi cabeza, nos dirigimos hacía el recinto del festival por última vez en esta edición.

MONSTER MAGNET
Aunque parezca mentira, le tocó a Monster Magnet la tarea de abrir el último día. La banda liderada por Dave Windorf tendría que demostrar toda su valía en un horario nada acorde con su propuesta.

Tras su minigira presentando de manera íntegra su último álbum, Last Patrol, decidieron en esta ocasión realizar un show más abierto y repleto de sus clásicos. Personalmente el último disco me parece una maravilla y disfruté en Madrid de un show muy bueno; aún así, tenía ganas de escuchar esos otros viejos temas que nunca había tenido oportunidad de ver en directo antes.

Con Superjudge daban el pistoletazo de salida a un show que transcurrió con más público que en las jornadas anteriores a esas horas. Medicine y Nod Scene daban paso al clásico Dopes to Infinity, canción del disco homónimo considerado la pieza cumbre de la banda de Nueva Jersey.

Al aclamado tema le siguieron otros 2 cortes que ya pude disfrutar en su última visita, Last Patrol y Look to Your Orb for the Warning. El concierto, con un público que no quitaba ojo de encima a Windorf, subía poco a poco en intensidad para terminar de estallar en el que, para mí, fue el mejor tema del mismo, Powertrip.

El inconfundible Space Lord, con toda la gente coreando ese “Motherfucker”, fue otro momento muy destacado, pero no fue el cierre del concierto como venía siendo habitual. Todavía quedaban por sonar Hallucination Bomb y un Tractor que sonó como un cañón.

Desde luego, este pequeño descanso le ha sentado de maravilla a Windorf y dispone ahora de una máquina perfectamente engrasada que seguro nos seguirá dando más alegrías en el futuro, tanto en estudio como en directo. BUEN CONCIERTO

THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA
Tras el concierto de los americanos yo había tenido un gran debate interno sobre las siguientes actuaciones. Sin embargo, un SMS la noche anterior de un amigo confirmándome la visita de Danger Danger a Madrid en el mes de Septiembre, acabó por decidirme. De esta manera, dejaría a los americanos para dicha fecha y presenciaría los conciertos de The Night Flight Orchestra y The Rods.

La pequeña banda sueca me había supuesto una grata sorpresa tras la escucha de su disco “Internal Affairs”. Un rock clásico con ciertos toques pop, pero con un toque personal que los hacía especiales.

Me acerqué, por tanto, al escenario Rockklasiker para constatar que la imagen de la banda no era todo lo buena que me esperaba. Un cantante con una imagen cercana al rap, un bajista que podría pertenecer a una banda de death/black metal y un guitarra que parecía sacado de las verbenas de las fiestas del barrio. Mención especial para el teclista y su gran parecido con Tom Petty.

La banda, para colmo, a pesar de no sonar del todo mal, no llegaba al nivel de estudio. Los temas eran coreables y divertidos, pero se notaba que allí faltaban tablas. Aguanté unas cuantas canciones y tras escuchar Siberian Queen, en mi opinión su tema más destacado, me retiré para ver si había empezado el bolo de Danger Danger. DECEPCIÓN

Tuve suerte porque justo daba comienzo el show y además lo hacía con mi canción favorita, Rock America. Parecía que iba a ser un gran concierto, pero preferí ir acercándome al escenario 4Sound donde iba a empezar The Rods, pudiendo aún así oír desde la lejanía clásicos como Boys will be boys.

THE RODS
Teníamos ante nosotros otra de esas bandas difíciles de ver y que tan habituales suelen ser en este festival sueco. Una banda quizás más conocida por contar en sus filas con Dave Feinstein, ex-miembro de Elf y primo del legendario y malogrado Ronnie James Dio, que por su propia música.

El trío americano saltó al escenario con energía y desplegando ese heavy clásico que les caracterizó en la primera década de los 80. Una banda que podía llegar a ser encuadrada en la NWOBHM, a pesar de ser americanos, y que tras la edición de varios buenos discos desapareció del mapa para volver en 2011 con un nuevo disco y las ganas de reclamar su puesto en la historia del rock.

Temas como Devil’s Child o un magnífico Let Them Eat Metal se sucedían uno tras otro, con Feinstein y el bajista Gary Bordonaro compartiendo tareas vocales de manera magistral. Moviéndose por el escenario continuamente, interactuando con el público y demostrando que los años no les han hecho perder ese espíritu joven. No había comparación posible con el bolo ofrecido por Q5 la jornada anterior, The Rods estaban conquistando a un público no muy cuantioso por la presencia de Danger Danger en el escenario principal.

Tras un buen solo del gigantesco batería, Carl Canedy, el show entraba en su recta final, donde sonaron temas como Nothing going on in the City, Crank it Up o Power Lover, de su fantástico disco debut.

Con el público totalmente entregado y que había disfrutado de un gran concierto, la banda se despidió con un tema que expresaba lo que yo sentía en ese mismo momento, I Live for Rock n’ Roll. GRAN CONCIERTO

FOGHAT
Raudo y veloz me dirigí al Rock Stage para presenciar el concierto de otra banda clásica donde las haya, los ingleses Foghat.

La banda de boogie rock que tuvo su gran éxito en los 70, sólo cuenta con uno de sus miembros originales, el batería Roger Earle, pero sigue manteniendo vivo el viejo espíritu que les hizo reconocibles.

A ritmo de Road Fever y Home in my Hand comenzaba un show disfrutable, bailable y coreable hasta la saciedad. Le seguiría un magnífico y alargadísimo Drivin´Wheel, perfectamente ejecutado por el legendario vocalista/guitarrista Charlie Huhn, conocido por haber formado parte de la banda de Ted Nugent tras la salida de Derek St Holmes.

Solos de guitarra, bajo y batería se sucedieron para dar paso al habitual cover de Terraplane Blues y uno de los grandes clásicos del grupo, un Fool for the City donde el público no respondió de la manera esperada.

Con la versión de Muddy Waters, I Just Wanna Make Love to You, que fue bailada y disfrutada por todo el personal, la banda se retiró del escenario para volver (ya fuera de hora) y desatar a la audiencia con su mítico Slow Ride.  

El concierto fue muy correcto y muy disfrutable, pero con tan poco tiempo disponible, sobraron los diversos solos y los alargos de temas que nos impidieron disfrutar de otras grandes canciones de la banda de Manchester. Un regusto un pelín amargo de un show que disfrutamos y que bailamos como ningún otro en todo el festival.

Y&T
Le tocaba ahora el turno a Dave Meniketti y sus Y&T. La banda americana siempre había sido un seguro en el festival, era su cuarta visita al mismo, por lo que se les cedió el escenario principal para descargar su hard rock de calidad y buen gusto.

Más tarde de lo programado debido a que Foghat se pasó del tiempo establecido, con los primeros acordes de From the Moon, tema apertura de su gran álbum “Black Tiger”, daba comienzo el show. Me adentré en el público hasta la valla para disfrutar de mi tema favorito, Open Fire. Sin embargo, y ante mi cara de incredulidad, fue Mean Streak la que siguió el tema de introducción. Un hecho que me disgustó, pero que no impidió que disfrutase de mi primera vez con los californianos.

Temas como Don’t stop running, Don’t be afraid of the Dark o Dirty Girl dieron paso a un Midnight in Tokyo coreado por el público hasta la saciedad. Un público que asombrosamente no llenaba las cercanías del escenario, quizás debido al mal horario del concierto.

Black Tiger y una preciosa Winds of Change se encargaban de representar su gran obra maestra. Temas menos habituales como I’m coming Home, I Want your Money o Contagious preparaban el terreno para un sprint final donde sonaron una fantástica Rescue Me, una excesivamente pomposa Summertime Girls y todo un clásico como Forever, que fue aclamado y coreado por todos los asistentes que habían disfrutado del buen concierto de los de Meniketti.


Al igual que Open Fire, se echó en falta I Believe in You. De cualquier forma, el concierto fue bueno y la banda se encuentra en perfecta forma. En octubre les tendremos de vuelta por nuestro país, por lo que será una buena oportunidad para poder disfrutar de esos temas que echamos de menos. Yo desde luego no pienso perderme esa cita.

SAGA
Sin descanso alguno, nos cruzamos todo el recinto para presentarnos en el quinto escenario del día, el Sweden Stage. Allí un bonito telar de fondo daba la bienvenida a la banda canadiense de rock progresivo Saga.

Una banda de culto que me gusta pero con la que siempre he tenido problemas a la hora de digerir esos teclados y sintetizadores tan propios de los años 80. Creía, sin embargo, que en directo lo llevaría mejor, pero desgraciadamente no fue así.

Nada más y nada menos que 3 teclados se presentaban ante nosotros en el escenario. Tras un par de temas, donde se vio perfectamente que la banda sonaba muy conjuntada, decidí abandonar el lugar saturado por el sonido de las teclas. Luego varias personas me tratarían de convencer de que había sido un gran concierto, cosa que no dudo, pero creo que tomé una buena decisión.

FIVE HORSE JOHNSON
Aproveché el momento para estirar un poco las piernas y meter algo de comida al cuerpo. Desde primera hora eso había sido un sin parar.

En el escenario 4Sound estaba tocando la banda norteamericana Five Horse Johnson, cuya gira acababa de pasar por España y la cual no pude disfrutar por su coincidencia con el concierto de Iron Maiden en Barakaldo. Así pues, nos acercamos hasta allí para disfrutar con su mezcla de blues y rock con cierto toque sureño mientras degustábamos de un rico salmón con patatas.

A pesar de que la imagen de la banda no es santo mi devoción, en el plano estrictamente musical eso sonaba genial. Con un sonido compacto, una base rítmica potente, unas guitarras con toque bluesero y sureño, y un cantante imprimiendo su toque personal al grupo.

No estuvimos demasiado tiempo, puesto que ya llevaban un rato tocando cuando llegamos, pero desde luego espero no perdérmelos en su próxima visita.

BILLY IDOL
Llegaba la hora de uno de los platos fuertes del día, el carismático Billy Idol iba a hacer acto de presencia en un abarrotado escenario principal.

Comenzó el concierto con una desconocida para mi Postcards from the Past, y es que si creo que algo falló en este concierto fue la elección de un setlist con varios temas nuevos o menos conocidos.

Rápidamente el panorama cambió cuando tiró de sus clásicos Cradle of Love, un aclamadísimo Dancing with Myself de su anterior banda Generation X, o un fantástico Flesh for Fantasy. A Billy se le notaba muy activo y con muchas ganas, sin parar de recorrer la larga pasarela del escenario y con una sonrisa de oreja a oreja que no despareció de su cara en todo el concierto. En el tema físico, se notaba que había pasado largas horas en el gimnasio puesto que lucía un torso y unos brazos muy musculados.


Tiró de nuevo de temas menos conocidos, intercalándolos con otros de la talla de Ready Steady Go, Sweet Sixteen o una sentida Eyes Without a Face. Esto hacía que el show sufriese demasiados altibajos y se cortase el ritmo que lograban imprimir sus grandes clásicos.

Tras la versión de The Doors, LA Woman, si que el show se disparó para no bajar el nivel más. Así, el británico nos deleitó con King RockerBlue Highway, antes de culminar en el tema más ovacionado y disfrutado del concierto, Rebel Yell. La gente coreó el estribillo sin cesar, saltó sin parar y se agarró a sus amigos más cercanos para vivir el gran momento del show.

Fue entonces cuando decidí ir acercándome al Rock Stage para la actuación siguiente, mientras escuchaba de fondo su gran hit White Wedding y su ya apropiada versión del Mony Mony, con la que cerró un show de alto nivel que se vio afectado por un setlist no del todo correcto.

TED NUGENT
Si había abandonado el escenario principal en tal momento era porque la actuación que venía a continuación era la confirmación que definitivamente me había animado a realizar mi primera incursión en tierras suecas. Ésta no era otra que la del legendario y polémico Ted Nugent, al que yo siempre había adorado desde mi primera escucha de aquel disco en directo llamado Double Live Gonzo!.

Agarrado a la valla y con el entusiasmo de un niño pequeño, vi aparecer en escena al bajista Greg Smith (ex-Rainbow), al batería Mick Brown (ex-Dokken) y a un Derek St Holmes que estaba de vuelta en la banda. Con este último se habían facturado los mejores discos del americano, por lo que mi alegría era aún mayor si cabe.

Instantes después hizo su entrada Ted Nugent, para delirio mío y de toda la gente que llenaba el escenario. Bien es cierto que no había tanto público como en otros conciertos anteriores, pero la presencia de Emperor en el Sweden Stage había dividido a la gente.

Como no podía ser de otra manera el show comenzó con el tema Gonzo, canción compuesta para el directo al que hacía referencia anteriormente. Las funciones vocales serían compartidas por Derek y un Ted con su característico micrófono libre.

Si el inicio era devastador, los primeros acordes de mi tema favorito, Just What the Doctor Ordered, me hicieron volverme totalmente loco. Sin embrago, Derek no logró interpretar el tema lo bien que me hubiese gustado, costándole bastante llegar al final de las estrofas y a los agudos de la canción. Para colmo, el sonido no llegaba a ser del todo nítido y deseado, factor que se fue solucionando poco a poco durante los primeros temas.


Wango Tango, con baile de una simpática señorita en el escenario incluido, y  el fantástico Turn It Up seguían imprimiendo un ritmo endiablado al show, donde se veía tanto al público como a la banda disfrutar mucho.

El clásico Stormtroopin’, del majestuoso disco debut, fue seguido de unos geniales Free-for-All y Wang Dang Sweet Poontang. Tras este tema, Ted, comentó que sus abuelos eran suecos por lo que él tenía sangre sueca; dato que encendió al público. Tras decir que éramos hermanos de sangre, dedicó el tema Fred Bear a su antiguo amigo del mismo nombre. A mi parecer, esta fue una de las mejores interpretaciones de todo el show.

Le tocó a Derek St Holmes, bastante secundario y a la sombra de Ted para mi gusto, el turno de cantar otra gran canción del disco debut del americano, Hey Baby. Y si bien no había estado todo lo bien que se esperaba en temas anteriores, hay que reconocer que éste lo defendió a las mil maravillas. Tras esto sonó un tema del próximo álbum que saldrá a la luz este mismo año, Shutup&Jam, y que no me pareció gran cosa y quedó deslucido entre tanto clásico.

Rápido repuso las cosas el americano ofreciéndonos un Cat Scratch Fever, cuyo conocido estribillo fue cantado por todo el mundo, y despidiéndose con el magistral y siempre alargado Stranglehold. La ovación era tremenda.

Sin embargo, y aunque siempre termina los shows con dicho tema, volvió a coger su guitarra para regalarnos un tema de su anterior banda, The Amboy Dukes. El tema no podía ser otro que el ya clásico Great White Buffalo, que intercaló con un fragmento del Spirit of the Wild, tan genial como sorpresivo. El bolo se me había hecho muy corto, pero con la intensidad vivida creo que diría lo mismo si hubiese durado 3 horas.



El concierto había terminado, y para mí, el festival también. Quedaban grupos como Volbeat (discutido cabeza del día) o Arch Enemy, pero yo di por cerrado un fantástico día de la mejor manera posible. Hasta la hora del cierre y entre cerveza y cerveza, fuimos recordando todos los grandes momentos vividos en esos intensos 4 días. Desde la exhibición de Todd La Torre, los conciertazos de Tesla, TNT o Uriah Heep, el magistral show de Alice Cooper o el insuperable espectáculo ofrecido por Black Sabbath, hasta las decepciones de Paul Di Anno y Q5, la maldición del ampli de Jake y la perfección de ese último día, culminado con el show de un guitar-hero tan genial como polémico.

La experiencia había sido inmejorable, pero el cansancio era ya muy grande. Sin embargo, una cosa tenía clara, si nada lo impide la edición del 2015 volverá a contar con mis gritos, con mis aplausos y con mis ganas de rockear. Hasta ese momento solo nos queda aferrarnos al lema del festival, “FILL YOUR HEAD WITH ROCK”


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