jueves, 2 de julio de 2015

The Who, Le Zénith (30-06-2015)

Con pinzas hay que coger las palabras "Gira de despedida", porque últimamente los promotores se están adueñando de ellas para elevar el número de ventas, a pesar de que tiempo después se vuelven a anunciar nuevas fechas o incluso la edición de nuevos discos. Sin embargo, el propio Pete Townshend ha revelado que la intención es dar por cerrada la vida de The Who al finalizar la gira, y unido a las afecciones vocales de Roger Daltrey que han conllevado a varias cancelaciones en los últimos tiempos, todo hace indicar que esta gira si que puede ser la definitiva. 50 años son muchos años, pocos pueden presumir de ello, y una retirada a tiempo siempre se ha dicho que es una victoria. 

La oportunidad, por tanto, no se podía dejar escapar, y a pesar del feo gesto de cancelación de los dos shows previstos y del consiguiente cambio a una única fecha para poder actuar en Glastonbury, el pabellón Le Zénith parisino lució una imagen esplendorosa para recibir la visita de los londinenses.


Los estadounidenses The Last Internationale fueron los encargados de hacer entrar aún más en calor a un público que sudaba irremediablemente en un recinto que se asemejaba a un hervidero. Liderados por la atractiva Delila Paz y con el guitarrista Edgey Pires sin dejar de arengar a la gente, ofrecieron un buen concierto con su rock directo y enérgico, centrándose en su único álbum en estudio y añadiendo una acertada versión del Hey Hey My My de Neil Young. Una manera genial de presentarse ante el público francés y de ir abriendo boca para lo que vendría a continuación.

 
Pasadas las 9 de la noche, y tras presenciar en la pantalla gigante numerosas imágenes antiguas, diversas anécdotas y un bonito recuerdo al recién fallecido Chris Squire, se apagaban completamente las luces y dos teclistas, Simon Townshend, guitarrista hermano de Pete, y los sustitutos de los malogrados John Entwistle y Keith Moon, Pino Palladino y Zack Starkey aparecían en escena. Poco después la sala se venía literalmente abajo al aparecer al escenario Pete Townshend y Roger Daltrey.

Sin tiempo que perder, Roger echaba mano de una guitarra e iniciaba el show a ritmo de Who Are You. Tema icónico e inconfundible de la banda y al que la gente respondió de manera espectacular, sin parar de cantar y saltar. La comunión entre el público y Roger fue mágica desde el principio. Durante toda la velada, los asistentes respondieron a cada gesto del frontman, corearon cada estribillo junto a él y le ayudaron en los momentos más complicados.


El vocalista, a pesar de que el paso de los años ha mermado sus cualidades vocales y le ha obligado a tener que ahorrar esfuerzos, demostró una profesionalidad y un savoir faire dignos de mención. Ya no puede pegarse esas carreras a lo largo del escenario, ni puede efectuar los agudos que alcanzaba en su juventud, pero se dejó hasta el último aliento que le quedaba y no paró de moverse sobre las tablas durante las dos horas que duró el espectáculo.

Pete Townshend, por su parte, se mostró timorato y estático en todo momento, pero realizó un trabajo encomiable con su guitarra. Esos pasajes absorbentes, esos solos únicos e inconfundibles los bordó mientras agitaba ferozmente las seis cuerdas con su característico movimiento de molinillo. La edad también ha hecho que esos clásicos saltos suyos sean cosa del pasado, pero a nivel instrumental corroboró que sigue siendo una figura irrepetible.



Respecto al repertorio, y como era evidente al tratarse de una gira que rememora los 50 años de su dilatada carrera, fue un extenso repaso a la misma. Así, no faltaron temas fantásticos como The Seeker, la coreada I Can See For Miles o las directas y efectivas Join Together y You Better You Bet. Tampoco se olvidaron de esa primera etapa de la banda, rescatando la melosa y preciosa The Kids Are Alright y la inconfundible My Generation mientras en la pantalla gigante se sucedían imágenes relacionadas con el movimiento mod y memorables secuencias de la película Quadrophenia. Tan celebrada como inesperada fue también la inclusión de Pictures of Lily, en la cual aprovecharon para rendir homenaje al inolvidable Keith Moon plasmando una de sus fotos más carismáticas y recordadas.


El concierto estaba resultando mágico y no daba ningún tipo de respiro. Los himnos inmortales sonaban frescos y los viejos músicos los defendían a las mil maravillas. Tanto Zach como Pino suplían perfectamente las notables bajas de los miembros originales, y la adición de Simon como segundo guitarrista y ayudante en los coros, le daba más empaque a las interpretaciones finales.

De la mano de Behind Blue Eyes llegó uno de los mejores y más emotivos momentos de toda la noche. Con Daltrey de nuevo tocando la guitarra, cantando en un tono mucho más profundo y con un ojo azul creciendo hasta hacerse gigante a sus espaldas. Tema calmado, rebosante de un sentimiento cautivador y cuyo pasaje más acelerado desató el fervor del público para cerrar de manera tierna e inolvidable. Sencillamente memorable.

Las operas-rock, santo y seña de la banda, no fueron obviadas y dieron luz a dos pequeños mini-sets. Así, "Tommy" se vio representado por la magnífica comunión de Amazing Journey y Sparks, alargada al estilo del mítico "Live at Leeds", y perfectamente enlazada con la emocionante See Me, Feel Me. "Quadrophenia", por su parte, hizo que Pete viviera su cuota de protagonismo haciéndose cargo de las voces en la sensacional I’m One, cambiando a una guitarra acústica y alargando la duración de su versión en estudio con un magnífico pasaje instrumental. Love, Reign O'er Me completó el set con una demostración de poderío insultante. Con la lluvia de fondo y con el cariz absorbente y embaucador del tema, la formación demostró porque siempre han sido una banda especial e imprescindible.


Acercándose inexorablemente al final del show, se quisieron despedir por todo lo alto con una traca final compuesta de sus piezas más representativas. Tras una espídica Pinball Wizard, los sintetizadores inconfundibles de Baba O'Riley transformaron la pista en una fiesta que bailaba y cantaba al son de una de las mejores composiciones de todos los tiempos. Bien es cierto que Roger acusó el cansancio acumulado y sufrió especialmente a nivel vocal, pero el público decidió que ese momento les pertenecía a ellos y se consumó una actuación única que se vio inmediatamente continuada por el incombustible Won't Get Fooled Again. Alargada como es de costumbre y coreada unánimemente, Daltrey se vaciaba definitivamente con ese grito legendario que erizó la piel de todos los seguidores que exprimían sus últimas energías. Un broche de oro perfecto.


La música cesaba, pero la magia seguía respirándose en el ambiente. La banda se despedía, quien sabe si para siempre, con el momento más frío de la velada. No hubo bises, Pete abandonó el escenario mientras Roger seguía hablando y ni siquiera hubo un saludo conjunto de la formación. Temas como Magic Bus u otros que estaban siendo tocados en anteriores fechas como I Can't Explain o la sorprendente A Quick One (While He's Away) se quedaron en el tintero, conformando un set más corto. Pero daba igual, lo vivido había sido mágico e inolvidable. ¡¡¡Larga vida a los Who!!!








Setlist: Who Are You / The Seeker / The Kids Are Alright / I Can See For Miles / Pictures of Lily / My Generation / Behind Blue Eyes / Bargain / Join Together / You Better You Bet / I’m One / Love, Reign O’er Me / Eminence Front / Amazing Journey / Sparks / Pinball Wizard / See Me, Feel Me / Baba O’Riley / Won’t Get Fooled Again



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