martes, 28 de abril de 2015

Casablanca, We Rock (26-04-2015)

Una banda cuya base se construye alrededor de las figuras de un ex–futbolista que llegó a ser internacional sueco, una baterista femenina que compagina su trabajo con las Sahara Hotnights, y un vocalista con una personalidad marcadamente excéntrica, no parece destinada a levantar demasiada expectación. Sin embargo, la presencia del americano Ryan Roxie, guitarrista del célebre Alice Cooper, propició que la gira que llevaron a cabo durante principios del año pasado por nuestro país fuera un verdadero éxito.

Ante tal tesitura, y afirmando que las numerosas ventas de merchandising han subvencionado la grabación de un nuevo álbum, la formación sueca no ha dudado un instante en volver por tierras españolas. Lo que no han previsto es que la ausencia del californiano debido a la gira del encantador de serpientes, iba a suponer un bajón de asistencia tan enorme.




Con el sonido de fondo de las inconfundibles campanas que redoblan al inicio de su segundo trabajo, “Riding a Black Swan”, el quinteto salía al escenario de una sala que presentaba un aspecto desolador. Menos de la mitad de la entrada del año pasado levantaba sus brazos mientras The Giant Dreamless Sleep era ejecutada de manera impecable por un Anders Ljung ataviado con un turbante y unas cadenas que ocultaban completamente su cara. El cantante, que ha sufrido recientemente la dolorosa y repentina muerte de su hermana, volvió a hacer gala de sus excentricidades y se mostró de nuevo como un frontman más que notable.

Temas de sus dos grandes trabajos en estudio se fueron sucediendo de manera efectiva, pero se echaba en falta la sobriedad y el sonido de Roxie. Su sustituto Jon Sundberg, se mostró correcto pero demasiado timorato y dejó los galones a un Eric Almstrom que estuvo más pendiente de gesticular y exagerar sus poses. Aun y con todo, el resultado final no se vio gravemente afectado y el público pudo disfrutar de una buena interpretación de magníficas composiciones como la pegadiza Barriers o la melosa Apocalytic Youth.


Salvando el escollo de hacer olvidar al guitarrista americano, el gran problema del concierto se vivió con las nuevas canciones que la banda presentó del que será su inminente tercer trabajo en estudio. Canciones alejadas de su característico sonido accesible y directo, y que supusieron un bajón de intensidad tremendo, dejando un sabor agridulce ante la salida del nuevo LP.

No faltaron himnos como Hail the Liberation y su guiño a Thin Lizzy, o la poderosa It’s Alright, que contó con una gran intro de batería a cargo de Josephine Forsman. Una Josephine que estuvo pletórica durante toda la velada y que se erigió como el gran pilar del sonido de la banda. El bajista Mats Rubarth, principal compositor de la formación, sin embargo, estuvo sobrio pero se mostró mucho más frío que en la gira anterior y cedió el protagonismo a sus compañeros.      


Ya encarando la recta final del show, y tras haber abandonado el escenario a ritmo de Deliberaty Wasted, Anders se subió de nuevo a las tablas y echando mano de la guitarra de Eric comenzó, él solo, a cantar y tocar la maravillosa Downtown. Con el público sorprendido y entregado, el resto de la banda se unió al final de la canción para terminarla de manera más potente y contundente. Sin ningún tipo de duda, uno de los highlights del concierto.

Con la eléctrica No Devil in Me, la popera y aclamada Rich Girl y su gran single Love and Desperation, la formación escandinava daba por concluido un concierto que, a pesar de echar de menos a Ryan Roxie y de presentar una entrada realmente floja, resultó correcto y amenizó de la mejor manera el cierre del fin de semana. Ante un grupo pequeño no se puede pedir más.


Se presenta ahora la incertidumbre del futuro de una banda con nula promoción, con poca constancia y sin la presencia de la única figura que los podía hacer llamativos para el gran público. No queda otra que esperar un golpe de suerte que convierta en éxito el trabajo de una banda cuyos álbumes se cuentan por maravillas prácticamente desconocidas y repletas de magníficas y accesibles composiciones. Recemos por que ese milagro ocurra, si no podemos estar ante un nuevo caso de banda de culto que no logró un reconocimiento más que merecido.



Setlist: The Giant Dreamless Sleep / Riding a Black Swan / Barriers / Apocalyptic Youth / Closer / Hail the Liberation / Shadow Out of Time / Some Misty Morning / It’s Alright / This is Tomorrow / Deliberaty Wasted / Downtown / No Devil in Me / Rich Girl / Love and Desperation



viernes, 17 de abril de 2015

Raveneye + Last Fair Deal, Moby Dick (16-04-2015)

Exigencia, esa es la palabra. En plenos tiempos de crisis y con una agenda de conciertos muy variada, el público está obligado a ser exigente con las bandas en directo. Y si esas bandas ya han demostrado anteriormente que pueden dar grandes exhibiciones, la exigencia es aún mayor.

Los ingleses Raveneye y los bilbaínos Last Fair Deal, dos power tríos con raíces similares pero con diferentes maneras de ver la música, unían sus fuerzas en una noche que pintaba épica. Dos power tríos totalmente complementarios que ya nos habían demostrado de lo que son capaces sobre las tablas de un escenario formaban un doble cartel de lujo. Pero esa complementariedad se volvió en su contra, puesto que lo que le sobró a uno le faltó al otro, y viceversa.


LAST FAIR DEAL
El orden de actuación había variado en las diversas fechas anteriores, y en esta ocasión le tocó a Last Fair Deal la tarea de ir haciendo entrar en calor a la audiencia. A ritmo de Inside Looking Out, canción de los Animals que popularizaron Grand Funk Railroad, daba por iniciada la velada.


New Order, tema divertido y con claro poso sureño de su magnífico segundo disco, "Once", daba paso a otra versión. Esta vez el artista homenajeado era el bluesman Muddy Waters y la canción seleccionada una muy bien adaptada Young Fashioned Ways. El sonido era perfecto y la banda sonaba conjuntada, pero resultaba curioso que con el buen repertorio propio, la banda optase por nutrirse de versiones de bandas de renombre. Además, Gonzalo se mostraba mucho más frío que de costumbre, y aun realizando un papel sobresaliente en el plano musical, dio la sensación de no estar metido al 100% en el show.

Aferrándose, ahora sí, a sus temas propios, recuperaron Filthy de su debut y plasmaron perfectamente piezas más actuales como la emotiva Yesterday o la totalmente boogie Down Below. Sentimiento, gusto al tocar y una base rítmica donde sobresalió una vez más Virginia Fernández con su delicada a la par que contundente forma de tocar la batería, suplían la falta de intensidad que se respiraba en el ambiente.


Ya encarando la recta final de un show que apenas llegó a la hora de duración, enlazaron de manera deliciosa su gran single Nobody y uno de los mejores temas de uno de sus ídolos, Cradle Rock del malogrado Rory Gallagher. El público conectaba por fin, pero ya era tarde. La formación vasca se despedía entre unos aplausos que ocultaban el sabor agridulce de un concierto que, conociendo a la banda, supo a poco.


Setlist: Inside Looking Out (The Animals/Grand Funk Railroad cover) / New Order / Young Fashioned Ways (Muddy Waters cover) / Filthy / Yesterday / Down Below / Naked Eye / Elvira / Nobody / Cradle Rock (Rory Gallagher cover)



RAVENEYE
Le tocaba el turno de remontar el vuelo a Oli Brown y su nuevo grupo, Raveneye. El joven inglés, tras triunfar en su país de origen con un blues calmado y accesible, ha querido dar una vuelta de tuerca a su sonido y uniendo sus fuerzas  junto al bajista Aaron Spiers y el batería Kev Hickman, lo ha endurecido y actualizado.

El sentimiento, la delicadeza y los ritmos sosegados que habían dominado la primera actuación, se convertían en fuerza, furia y agresividad. Oli se enfundaba su característica Hofner y salía dispuesto a comerse el mundo. Una guitarra distorsionada y unas pantallas delante de los amplificadores para engordar el sonido, despertaban a una audiencia demasiado relajada y timorata.


La directa Get it Started, incluida en su EP, fue la primera en atronar la sala, para después hacer sonar varios temas de su inminente primer larga duración, como Sticks and Stones o Come With Me. A pesar de no tener todavía material editado, a diferencia de Last Fair Deal, no quisieron echar mano de versiones y el set se compuso de temas exclusivamente propios. Un detalle que deja bien a las claras lo que confía Oli Brown en su proyecto.

Sin embargo, el concierto, que rebosaba fuerza y energía por todos los costados, se estaba haciendo demasiado plano y lineal. Todas las canciones mantenían una estructura muy similar y llegaba a resultar monótono y repetitivo por momentos. El frontman lo suplía con su talento y demostraba su incuestionable calidad tocando los acordes con una sola mano mientras con la otra sujetaba el micro. Otra cosa no, pero desparpajo, soltura y ganas de comerse el mundo le sobran al joven músico. Incluso se atrevió a subirse a tocar encima de la batería.


Oh My Love, alargadísima y donde Oli se adentró entre las primeras filas del público, fue uno de los temas más destacados de la velada, al igual que un Coming for You que contó con una gran intro de batería a cargo de Kev Hickman. Un Kev que estuvo sobrio y contundente y que junto a Aaron conformó una base rítmica poderosa y efectiva alrededor del genio de las seis cuerdas.

Cerrando ya la actuación del trío sonaron una Coming for You que por momentos nos acercaba a sonidos más noventeros con pasajes que rememoraban a grupos como Soundgarden o Alice in Chains, la extensa You Got It y el efectivo y pegadizo single Breaking Out. La ovación era tremenda, pero ahí no terminaba todo. Oli Brown hizo llamar a Gonzalo Portugal para, juntos, deleitar al personal con una acertada versión del Going Down de Freddie King. En ese momento se pudo percibir la diferencia entre la forma de tocar de ambos guitarristas y se disfrutó de la gama de recursos de cada uno de ellos. Grandísimo cierre de concierto.





Setlist: Get It Started / Sticks and Stones / Come With Me / Run Away / What Else / Oh My Love / Hey Hey Yeah / Coming for You / No Bodies Soul / You Got It / Breaking Out // Going Down (Freddie King cover)



La velada se daba por concluida y aunque el cierre de la misma había sido fantástico, el regusto final era ciertamente amargo. La apabullante exhibición de Raveneye en la pasada edición del Serie Z (quizás acrecentada por la sorpresa) o las descomunales puestas en escena que nos había brindado Last Fair Deal en muchas ocasiones anteriores, quedaban bastante lejos de lo que se vivió en la Moby Dick madrileña. La fuerza y energía de los primeros añoraban el buen gusto y la exquisitez de los segundos. Los temas elaborados de los vascos carecieron de la garra y entrega de los temas más planos y lineales de los ingleses, y aunque en su conjunto demostraron todo lo que se puede pedir en una banda, individualmente flaquearon donde anteriormente habían destacado. Un sabor agridulce para dos bandas jóvenes que no tuvieron su mejor noche, pero que a buen seguro nos harán disfrutar en shows venideros. En sus manos está el futuro de nuestra música.
  



martes, 14 de abril de 2015

14 de abril: Ritchie Blackmore

El mundo del rock y de la música en general se pone en pie para conmemorar el 70 cumpleaños de uno de los mayores iconos de la historia del hard rock. Ritchie Blackmore celebra su aniversario junto a su mujer Candice Night, alejado de los sonidos duros que le hicieron leyenda y relajado entre castillos, mandolinas y paisajes medievales.

Compositor excepcional y guitarrista excelso que se lucía de manera magistral en directo, es una de las figuras clave de los sonidos más pesados del rock. Influyente como pocos y fundador de dos de los pilares del género, Deep Purple y Rainbow. Conocido por su agrio carácter y difícil trato, despidió sin remordimientos a músicos de sus formaciones de manera continua; pero introdujo en la escena a personajes que pasarán a los anales de la historia. Ronnie James Dio, David Coverdale, Glenn Hughes, Graham Bonnet o Joe Lynn Turner, a pesar de habérselo ganado merecidamente, le deben prácticamente todo al excéntrico inglés que apostó por ellos cuando ninguno era conocido.


Un talento único que dio lugar a acontecimientos excepcionales como el acaecido en el California Jam de 1974, donde el guitarrista prendió fuego al escenario y la banda al completo tuvo que ser desalojada en helicóptero. Un ego que le propició numerosos conflictos tanto con la prensa como con los miembros de sus grupos, especialmente con un Ian Gillan con quien nunca ha tenido una relación demasiado sana. De hecho, aun hoy día ambos músicos mantienen sus rencillas.



En 1995, tras la inesperada reunión de Rainbow junto al vocalista Doogie White y su posterior gira mundial, Ritchie desenchufaba su guitarra para iniciar un proyecto folclórico junto a su mujer. Blackmore’s Night supuso un jarro de agua fría para todos, o la mayoría, de sus fans, y todavía a día de hoy no ha vuelto a dar electricidad a su inconfundible Fender Stratocaster.


Millones de fans en el mundo entero claman por una vuelta a la escena rockera del hombre de negro, y viendo su tensa relación con Gillan y la estabilidad de Deep Purple, todas las esperanzas recaen sobre una última reunión de Rainbow. Recientemente, Joe Lynn Turner ha revuelto la escena musical dejando caer la posibilidad de volver a reunificarse a finales de año. La credibilidad del cantante está en entredicho tras declaraciones similares en ocasiones anteriores, pero la llama de la esperanza que aún seguía viva dentro de cada uno de los amantes del hard rock ha sido avivada. Solo nos queda cruzar los dedos y rezar por que Joe tenga razón y podamos ver brillar el arcoíris una vez más. I see a rainbow rising!!!!

¡¡¡Felicidades, Ritchie!!!